Sobre mi...
Hola, soy Mónica y me encanta ayudar a los demás, la psicología, el yoga, ¡ah, y soy amante de los animales!
En 2010 empecé la carrera de Nutrición Humana y dietética. Eso sí, mi pasión por el deporte siempre ha estado presente. Y es que desde los 5 años que empecé con Taekwondo, no he dejado de practicarlo, por lo que ahora no concibo una vida sin él. Ese fue uno de los motivos por los que decidí especializarme en Nutrición deportiva.
En 2015, empecé mi especialidad en Perfeccionamiento en Nutrición deportiva por la UB y, más tarde, realicé el Máster en Nutrición en la Actividad física y deporte (UB).
Todo esto me permitió poder estar en contacto con deportistas profesionales y de élite (Centro de alto Rendimiento de San Cugat, Real Club Deportivo Español, diferentes Clubs Baloncesto y atletismo)
Al terminar el grado, mientras hacía mi especialización, di uno de los pasos más difíciles, lanzarme al mundo profesional y empezar a pasar consulta…
Ahí fue cuando me di cuenta de que todo lo aprendido no servía para nada si no creaba la mejor relación posible con el paciente para entenderlo, comprenderlo, motivarlo y conseguir así los mejores resultados, Por eso decidí formarme también en Coaching Nutricional.
Al terminar, fue cuando oí hablar de la Psiconeuroinmunonutrición, el nexo perfecto para unir mis conocimientos de nutrición con otras ramas de la salud (psicología, sistema endocrino, digestivo…), ver y entender al paciente como un todo, y tratarlo de forma integrativa actuando en las causas y el origen de sus síntomas o patologías y no en paliar los síntomas o consecuencias así que sin pensarlo me aventuré a estudiar el Post grado de Psiconeuroinmunonutrición (Regenera).
Pero realmente mi mayor aprendizaje fue cuando sufrí un TCA, esto sí que ha dejado huella en mí, en mi vida y, por supuesto, en mi práctica como nutricionista.
Ahí aprendí la importancia de honrar a nuestros cuerpos, el vehículo que nos permite experimentar y disfrutar de la vida en todas sus dimensiones, la salud no entiende de apariencias y, no podemos entender la salud, sin salud mental.
Esto implica abrazar a nuestro cuerpo, cuidarlo, nutrirlo y respetarlo, no por como muestra, si no por todo lo que nos permite hacer y sentir.
En definitiva, mi experiencia con el TCA ha sido un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal que me ha permitido encontrar un sentido más profundo a mi profesión, ahora sí, alineada a mis valores; sensible, real, amable y respetuosa.